Aquello que convive en nuestro interior, y al que sólo nosotros tenemos acceso, siempre encontrará la forma de desnudarse frente a los otros, y lo hará. Porque, a pesar de vernos sumergidos en una soledad muy propia, siempre intentará mantenernos a flote y, en algún punto, conectados con los demás. La complicidad